SER E INTERPRETAR

Muchas veces se me ha planteado a lo largo de mi carrera profesional ese dilema que muchas veces produce una enorme confusión en los actores: la diferencia entre SER el PERSONAJE y ACTUAR el PERSONAJE. Además, en los tiempos que corren, aparecen movimientos artísticos en escultura y pintura que apuntan hacia una imitación de la realidad que llega a extremos sorprendentes y turbadores, corrientes que tienen que ver con un nuevo hiper realismo. De hecho, recuerdo una exposición en Roma hace unos años en la que me di de bruces con una serie de esculturas y de pinturas que copiaban de modo exacto la realidad. Reconozco que me fascinaron algunas de las obras expuestas. ¿Cabe hablar de un fenómeno parecido en el trabajo de los actores en ciertos ámbitos y formatos? PASOLINI lo hizo en alguna de sus películas: llegó incluso a recurrir a actores aficionados y gente de la calle para interpretar personajes. Lo hemos visto también en programas de televisión y está el fenómeno de los formatos en Internet. Algo realmente turbador por el efecto que produce una grabación con un teléfono móvil, sin luces y sin maquillaje, de una ficción. Frente a este fenómeno está la elaboración artística, y el estilo característico que ciertos actores imprimen a sus personajes. Todos conocemos a grandísimos actores con una impronta muy marcada que nunca terminan de desaparecer detrás de los personajes que interpretan. Estilos realmente apreciados. Por tanto, está el dilema, hiper realismo frente a elaboración artística. Supongo que son dos formas de acercarse a la obra artística y dependerá de lo que se quiera contar para elegir el estilo más adecuado. Además, detrás de todo afán de reflejo de la realidad está siempre un artista, alguien que realmente elabora y modifica la realidad creando una apariencia de eso mismo con su obra artística. Sobre ser el personaje y actuarlo está la frontera entre la salud mental y lo enfermizo. Además, creo que el público pide un código en el que de algún modo quede claro que por muy hiper realista que sea la interpretación, exista un punto en el que sepamos que el actor no ha sido poseído completamente por el personaje y, que controla como artista que es, las riendas de la creación artística que está teniendo lugar en el momento de la representación, de su actuación. A todos, como público, nos puede emocionar alguien que llora en una película o en una representación teatral, pero también nos violenta cuando vemos que el actor nos capaz de hacerse con las riendas de su personaje y se queda instalado en una emoción constante que para él es real. Esto por ejemplo sucede cuando se muestran emociones que tienen que ver con el dolor o con el sufrimiento. Queremos que esa «verdad» evolucione conforme a lo que piden las directrices de la obra artísiticas, ya sea función de teatro, película… Había una frase de una película maravillosa, CONOCIENDO A JULIA, inspirada en una novela de SOMERSET MAUGHAM, TEATRO, en la que la protagonista interpretada por ANNETTE BENING, ante la acusación de su hijo de que «todos los actores mentían porque él la había visto mil veces salir de escena después de verla llorar desencajada e inmediatamente cambiar y pasar a dar instrucciones al técnico de luces sobre como había que mover cierto foco». Ella le responde: «Querido, si realmente hubiera sentido de verdad todas las emociones que he mostrado en escena, a estas alturas de mi vida estaría muerta» En ese sentido el personaje de la actriz de la película y de la novela, está claramente hablando de que existe una verdad, que también es mentira, un juego como el de los niños que de pronto son capaces de interpretar todos los personajes del mundo, pero que en el fondo saben que todo termina, cuando acaban de jugar y suben a sus casas a merendar. 
 
 
 
 

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